lunes, octubre 15

Como peces en el agua

Brajot 61a - 61b

Algunas semanas atrás hablábamos sobre los ideales y reflexionábamos sobre los tiempos en los que morir por una causa no sonaba nada raro. En la página del día de hoy, el Talmud grafica esta idea - que en el judaísmo se conoce como morir por la santificación del nombre de Ds - con la historia de los últimos días de Rabi Akiva, posiblemente uno de los sabios más importantes de su generación y de todo el Talmud. Como cada vez que trabajo sobre un relato, voy a dividirlo en varias escenas e ir comentando mientras avanzamos con la historia.

ESCENA 1
Rabi Akiva dice: "Con toda tu alma" (Dt. 6:5). [Este versículo debe interpretarse como:] Incluso si [Ds] toma tu alma.
Comentario: La introducción al relato nos presenta a Rabi Akiva interpretando un versículo del libro de Deuteronomio que conforma uno de los párrafos más importantes de la liturgia hebrea: el Shema. El versículo en su totalidad dice: "Amarás a tu Ds con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas." En el entendido de que el texto bíblico nunca es redundante (al menos eso creían los sabios), cada palabra tiene que enseñarnos algo único. En consecuencia, para Rabi Akiva el imperativo de amar a Ds con toda el alma significa que, incluso si Ds toma tu alma - es decir: a la hora de morir - tienes que seguir amándoLo y manifestando tu creencia en Él. Lo que el relato ahora nos enseñará, es cómo el mismo Rabi Akiva fue puesto a prueba en su interpretación, y cómo no claudicó a la hora de la hora.


ESCENA 2
Enseñaron nuestros sabios: Ocurrió cierta vez que el malvado imperio [romano] decretó que el pueblo de Israel no se dedique a la Tora.
Vino Papos ben Iehuda y encontró a Rabi Akiva que congregaba a las personas en público y les enseñaba Tora. 
Le preguntó [Papos a Rabi Akiva]: Akiva, ¿acaso no le temes al imperio?
Comentario: Rabi Akiva vivió en la última parte del primer siglo y la primera parte del segundo siglo de nuestra era. Ejerció su liderazgo en la generación posterior a la destrucción del segundo Templo de Jerusalem (70 e.c.) a manos de los romanos, y fue parte de la revuelta orquestada por Bar Kojva en 132-135 en contra del imperio. El relato justamente nos habla de esta última época, y de las medidas que Roma tomó para ejercer presión sobre los judíos que se revelaban.
Roma prohibe estudiar la Tora. Rabi Akiva se niega a hacerles caso, y de manera pacífica desafía al imperio continuando con su estudio, y más aun, con la enseñanza pública de los valores de la Tora. Papos, por el contrario, viene a representar a aquel personaje que cuando la situación se pone tensa, prefiere intentar pasar desapercibido, incluso a costa de perder o diluir su propia identidad particular.

ESCENA 3
Le respondió [Rabi Akiva a Papos]: Te diré una parábola. ¿A qué se asemeja esto? A un zorro que caminaba por la orilla del río y vio peces que andaban saltando de aquí para allá.
Les dijo [el zorro a los peces]: ¿De quién se están escapando?
Le respondieron: De las redes que traen sobre nosotros los hombres. 
Les dijo: ¿Por qué no suben a la tierra y así viviremos ustedes y yo así como vivieron vuestros padres y los míos [en el pasado]?
Le respondieron: ¿Tú eres del que dicen que es el más listo de los animales? No eres listo sino un tonto. Si tenemos miedo en nuestro hábitat natural, en un lugar en donde seguramente habremos de morir, peor aun.
También nosotros [- continuó Rabi Akiva -] que ahora estamos sentados estudiando Tora, de la cual está dicho: "Porque es tu vida y la prolongación de tus días" (Dt. 30:20). Si nos alejamos [de ella] y dejamos de estudiarla, peor aun [nos irá].
Comentario: La Tora es para el pueblo de Israel como el agua para los peces. Sólo en ese mar simbólico el judío puede nutrirse y su identidad particular puede desarrollarse. Eso no significa que en el agua no habrá peligros y desafíos que afrontar. Pero lo que Rabi Akiva nos enseña es que fuera de ese hábitat natural, no hay chances de sobrevivir.
De alguna manera, Rabi Akiva le está enseñando a Papos que Roma no es el verdadero peligro: Lo que realmente amenaza la existencia de las personas es su falta de ideales, de principios y de razones por las cuales vivir vidas plenas. Por eso es tan importante poder reconocer nuestro propio elemento, y poder abrazarnos a él incluso en tiempos de turbulencias e incertidumbres (y de hecho sobre esto escribió el educador Ken Robinson en un libro publicado hace no mucho tiempo).


ESCENA 4
Dijeron: No pasaron muchos días hasta que [los romanos] atraparon a Rabi Akiva y lo encerraron en la prisión. Y también a Papos ben Iehuda atraparon y lo encerraron junto [a Rabi Akiva].
Le dijo [Rabi Akiva a Papos]: Papos, ¿quién te trajo aquí?
Le respondió: Feliz eres, Rabi Akiva, que te atraparon por enseñar Tora. Pobre de Papos que fue atrapado por cosas mundanas.
Comentario: Tanto uno como otro cayeron en la cárcel. Ninguno se salvó de la mano imperial. Y esto nos recuerda aquel poema del pastor protestante Martin Niemöller:

"Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no pronuncié palabra,
porque yo no era judío.
Cuando finalmente vinieron a buscarme a mí,
no había nadie más que pudiera protestar."

En algún lugar, el relato talmúdico no sólo le pega al imperio romano, sino también a todos los que se callan y no hacen nada, a los que creen que guardándose y volando debajo del radar van a poder sobrevivir. Papos, en esta historia, parece darse cuenta de su error y se lamenta por ello. Aunque posiblemente ya es tarde para él y para Rabi Akiva (aunque no para nosotros, los lectores).

ESCENA 5
Cuando sacaron a Rabi Akiva para matarlo, era la hora de la lectura del Shema. [Los romanos] laceraban su carne con rastrillos, y él recibía sobre si el yugo del Reino de los Cielos.
Le dijeron sus alumnos: Maestro nuestro, ¿hasta tanto [debe extenderse la devoción]?
Les respondió: Todos los días [de mi vida] me entristecía este versículo - "Con toda tu alma" (Dt. 6:5) - [del cual expliqué:] Incluso si [Ds] toma tu alma. Me preguntaba [a mí mismo]: ¿Cuándo tendré la posibilidad de cumplir con él? Y ahora que tengo la chance ¿no lo voy a cumplir?
Se extendía [Rabi Akiva] en [la palabra] "uno" [del primer versículo del Shema: "Escucha Israel, Ad-nai es nuestro Ds, Ad-nai es uno" (Dt. 6:4)] hasta que salió su alma [y murió] durante "uno."
Salió una voz celestial y dijo: Feliz eres Rabi Akiva que salió tu alma en "uno."
Comentario: Rabi Akiva es torturado por los romanos, pero aun así no pierde ni la calma ni la fe. Más aun: Encuentra en esta situación la posibilidad de poder cumplir con aquello que había interpretado tiempo atrás pero que no había tenido oportunidad de poner en práctica.
Independientemente del dramatismo del relato, el texto nos viene a enseñar la centralidad de ser congruentes entre lo que decimos y lo que hacemos (¿a cuántos conocen que se llenan la boca de palabras para salir corriendo cuando las papas queman?). Asimismo, también nos recuerda que la felicidad es un estado del espíritu: Sin tener que llegar a los extremos de Rabi Akiva, bien se puede apreciar que las circunstancias adversas no son motivo de queja sino de una hermenéutica que le permite encontrar un sentido positivo a lo que le está pasando. Vuelvo a repetir (por si quedan dudas): No creo que el ideal sea el de morir martirizado, pero me parece que podemos aprovechar la historia talmúdica para extraer enseñanzas que trascienden la situación particular de lo relatado.

ESCENA 6
Dijeron los ángeles de la guardia delante de Ds: ¿Esta es la Tora y esta su recompensa? [Está escrito:] "De la muerte, por Tu mano Ad-nai, de la muerte" (Sal. 17:14).
Les respondió: "Cuya porción está en esta vida" (ibíd.)
Salió una voz celestial y dijo: Feliz eres Rabi Akiva que estás destinado a vivir en el mundo por venir.
Comentario: Esta última escena aparece medio oscura por el versículo del libro de los Salmos, pero aun así puede entenderse el planteo central de los ángeles: ¿Un sabio tan grande como Rabi Akiva merece esta muerte horrible a manos de los romanos? ¿Esa es la recompensa por una vida dedicada a la Tora? Le respuesta de Ds va a girar en torno a lo que se llama "mundo por venir," y que es el término que utilizan los sabios talmúdicos para definir aquel lugar al cual habrán de acceder los justos luego de su muerte. Rabi Akiva puede que haya sufrido en este mundo, nos dice el texto, pero con su valentía se ganó un lugar en el mundo venidero. (No se preocupen si esta respuesta no termina de convencerlos... quizá lo más rico de esta última escena sean los ángeles cuestionando a Ds, más allá de la respuesta que reciben.)


Resumiendo:
- Necesitamos identificar y abrazar nuestro elemento, incluso en momentos de dificultad.
- Vivimos en un mundo en el cual las amenazas pueden ser externas o internas. Es importante reconocer esto para poder actuar en consecuencia.
- Los problemas no desaparecen si nos escondemos o hacemos silencio. Diluirnos en el ser, en lugar de terminar con los problemas, suele terminar con nosotros mismos.
- Somos desafiados a sostener lo que creemos en acciones concretas, también cuando la marea está revuelta y no sabemos cuánto durará la tormenta.
- Siempre se puede encontrar la forma de mirar con optimismo lo que nos pasa. No se trata de ser masoquistas, pero sí se trata de encarar la vida con buen semblante.
- Puede que no seamos recompensados como a nosotros nos gustaría. Esas son parte de las reglas del juego. ¿Es razón suficiente para dejar de ser buenas personas?

Bonus Track
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