martes, octubre 30

Historia de historias

Shabat 20b - 21b

A veces creo que la Historia no existe.

Por el contrario, cada día me convenzo más de que somos hijos de historias y frutos de relatos. Nos vamos construyendo - tanto a nivel personal como social - a partir de las narrativas e interpretaciones que vamos adoptando para darle sentido a lo que ocurre y trasncurre con nuestras vidas. Y por eso debemos prestar especial atención a los discursos que sostenemos, ya que ellos terminan por definir los mundos simbólicos en los que habitamos.

Con el comienzo del segundo capítulo del tratado de Shabat, el Talmud deja a un lado las reflexiones sobre aceites y mechas que pueden ser usadas para encender las luminarias del día y se pregunta: ¿Qué es Januca?


He aquí la respuesta:

"Enseñaron los Sabios: El 25 de Kislev [comienza y] los días de Januca son ocho. En ellos no se pueden hacer panegíricos ni se puede ayunar. Ya que cuando ingresaron los griegos al Santuario impurificaron todos los aceites del Santuario, y cuando el reino de la casa de los Jasmoneos se impusieron y los vencieron, buscaron y no encontraron sino un sólo cuenco de aceite que contaba con el sello del Sumo Sacerdote, y no había en él sino para encender [la Menora] durante un día. Se sucedió un milagro y pudieron encender de él ocho días. Al año siguiente fijaron estos días y los hicieron días de fiesta, de alabanza y reconocimiento [a Ds]."

Los hechos que enmarcan la celebración de Januca se ubican temporalmente en el siglo II a.e.c., cuando el seléucida Antíoco Epífanes ocupó Jerusalem y dispuso una cantidad de edictos religiosos contrarios a la fe judía, lo cual provocó la revuelta del pueblo comandada por la familia de los Jasmoneos (también conocidos como los macabeos).


No obstante, si leemos atentamente el Talmud, veremos que casi no hay mención de la guerra macabea que llevó a la recuperación del Templo y a la derrota de los griegos. Por el contrario, los Jasmoneos son descriptos como personas sumamente preocupadas por la pureza e impureza del aceite necesario para encender la Menora. Asimismo, el relato gira en torno al milagro que hizo que el aceite se multiplicara para que la Menora permanezca encendida ocho días, los necesarios para poder producir nuevos cuencos de aceite. Lo interesante es que si leemos el libro de los Macabeos no hay mención alguna de este milagro. Tampoco Flavio Josefo da cuenta de la multiplicación del aceite puro. ¿Existió el milagro o fue fruto de la creación talmúdica? ¿Importa el hecho o importa el relato?

Elegir cuál es el relato sobre el cual queremos hacer girar nuestras identidades no es un detalle menor. En la decisión editorial del Talmud de minimimzar la guerra maximizando el milagro ritual se condensa el mensaje rabínico del eje sobre el cual se quiere hacer hincapié: Januca no se tratará de la exaltación bélica ni del llamamiento a la revolución contra el imperio hereje y enemigo sino sobre incrementar la luz - literal y metafóricamente - y celebrar la continuidad del pueblo incluso en situaciones adversas.


¿Por qué decidieron esto los sabios del Talmud? Porque Januca tenía el potencial de transformarse en un reguero de pólvora que pudiera poner en jaque la subsistencia de Israel: Mientras que en el s. II a.e.c. los macabeos lograron doblegar a los griegos, para el año 70 e.c. las facciones judías más exaltadas intentaron hacer lo mismo con el imperio romano y vieron cómo esa elección trajo consigo la destrucción del Templo de Jerusalem de una vez y para siempre. De igual manera, en el 132 e.c. volvieron a revelarse y fueron masacrados sin piedad. En este contexto, Januca podía transformarse en el estandarte de la revolución y en el relato que inspire a generaciones de jóvenes a levantarse contra sus enemigos. Los sabios, haciendo ejercicio de liderazgo adaptativo, concientes del desequilibrio de fuerzas y de los riesgos que podría acarrear para la continuidad del judaísmo una nueva revolución, acallaron toda reflexión sobre Januca en la Mishna (antecesora del Talmud) y en el Talmud hicieron girar la narrativa sobre el milagro de seguir andando.

Yo sigo sin saber si la Historia existe. Pero me queda claro que los pueblos se fortalecen o se debilitan a partir de los relatos que deciden contar sobre sus propias gestas fundacionales.

domingo, octubre 28

Violencia e idolatría

Shabat 14a - 20b

Hoy por la tarde tuvo lugar el partido de futbol más apasionante de la Argentina. River y Boca se enfrentaron una vez más en un encuentro que finalizó 2-2. Como hincha de River que soy, no me quedó más que sufrir con el resultado, ya que de ganar 2-0 nos empataron en el último minuto.

Sin embargo, y por desgracia, la nota no la dio el partido - sumamente discreto y pobremente jugado - sino la violencia desatada una vez terminado el cotejo. Una vez más, aquellos que no aman el futbol sino su coto de poder y el sostenimiento mafioso de sus propios intereses, ocuparon la escena generando destrozos y golpeando a policías y fuerzas de seguridad.


Es interesante poder tomarnos unos minutos para reflexionar sobre el estado de situación actual en el futbol argentino: Con un espectáculo deportivo cada vez más triste y desabrido, los titulares periodísticos empiezan a migrar de lo que ocurre en el verde cesped para concentrarse en los desmanes, la violencia y el ejercicio de la destrucción por la destrucción misma. Pero incluso si se tratara de la expresión de la frustración producto de lo poco que hacen los jugadores en la cancha, tampoco sería justificable. La violencia no se justifica, se condena.

Por esas casualidades de la vida, en las páginas que estuve leyendo en el Talmud durante estos días, el texto habla de manera poco clara sobre 18 decretos que la Casa de Shamai logró imponerle a la Casa de Hilel.

A modo de ayuda-memoria, a principios de Octubre yo escribí algunas líneas sobre Hilel y Shamai, e incluso los presenté como la encarnación de Frazier y Alí dos mil años atrás. Hilel y Shamai se pasaron la vida discutiendo, y pocas veces estuvieron de acuerdo en cuál debía ser la ley judía. No obstante, nunca dejaron de reconocerse como seres humanos, y jamás pusieron su rivalidad por encima de la dignidad humana y del respeto por la diferencia.


Sin embargo, el Talmud registra que sus alumnos tuvieron un momento terriblemente trágico en el cual se olvidaron de lo esencial y se concentraron en lo secundario: Cansados de perder siempre, los alumnos de Shamai se hicieron de armas, tomaron la casa de estudios, mataron a sus compañeros, los alumnos de Hilel, y cuando tuvieron la mayoría necesaria para hacer pesar su voz, votaron y marcaron la agenda con esos 18 decretos de los que habla el texto talmúdico.

Sobre este día, el Talmud registra: "Este día fue difícil para Israel como el día en el que se hizo el becerro de oro."

Difícilmente podamos encontrar un momento más álgido en el Pentateuco que la construcción del becerro de oro. Moshe había subido a recibir las Tablas de la Ley en el Monte Sinaí, y el pueblo en lugar de esperarlo con ansias se dispuso a construir un ídolo y a olvidar al Ds que los había liberado de Egipto y de la esclavitud. En consecuencia, cuando el Talmud sostiene que el día en el que los alumnos de Shamai ejercieron la violencia para imponer su voluntad se asemeja al día en el que se hizo el becerro de oro lo que nos está diciendo es que hay procesos que fácilmente pueden distorsionarse y ser transformados en actos de idolatría. Aquello que pasaba en la casa de estudios, que tenía por objetivo fijar la ley judía para las generaciones, se banalizó cuando los alumnos dejaron de entender que por sobre el ejercicio de definir la norma se encuentra el respeto al disenso y el reconocimiento a la dignidad humana.


Muchos años después del registro de este día trágico en la historia judía de los tiempos del Talmud, hoy podemos fácilmente reconocernos en el texto cuando miramos a los políticos que vivan de la eterna chicana buscando humillar y avergonzar a quienes piensan distinto, o cuando vamos al estadio y nos encontramos con que un partido de futbol se ha transformado en la excusa predilecta de algunos para practicar la violencia desenfrenada.

Así como la casa de estudios se puede transformar en la casa de la idolatría, así también la política puede transformarse en un espacio de idolatría y con el deporte puede pasar exactamente lo mismo. Porque idolatría no define solamente la adoración a dioses no-oficiales. Idolatría es todo momento en el cual confundimos los medios con los fines, idolatría es todo momento en el que creemos que el fin justifica los medios e idolatría es todo momento en el cual apelamos a la violencia con la intención de callar a los demás mientras destruimos todo lo que nos rodea.

¿Se puede romper el círculo violento en el cuál nos encontramos? Yo creo que sí. 

En lo que hace al deporte, tal vez tengamos que dejar de consumir futbol hasta que las barras se terminen, tal vez tengamos que abandonar los estadios por un buen rato o tal vez tengamos que abogar por el freno de los campeonatos hasta que no cambien las reglas. Demasiado dinero hay en juego para que las personas que tienen en sus manos la capacidad de generar los cambios necesarios se queden como hasta ahora de brazos cruzados.


En lo que hace a la política, quizá la solución pase por no alimentar el fuego de la humillación y la violencia dialéctica. Por desgracia no falta gente que disfruta de ver la sangre correr, y muchas veces nos ocurre que sin siquiera darnos cuenta somos arrastrados a ese juego que no le hace bien a nadie. Si logramos reconocer esos momentos en los que participamos del intercambio, de la chicana y del cinismo desenfrenado, quizá podamos ponerle freno a nuestra propia participación.

Tanto el odio como la violencia, aquello que en el Talmud se define como idolatría, necesitan de nuestra complicidad para multiplicarse y continuar. Aun cuando posiblemente no tengamos tantos recursos a la mano para cambiar de cuajo la coyuntura dada, aun así tenemos la responsabilidad y la oportunidad de hacer algo con nuestras propias decisiones. Y quizá, si sumamos suficientes voluntades para cortar circulos viciosos, los violentos de siempre ya no tengan cómo operar, y nosotros tal vez podamos volver a disfrutar de una política más sana, y de eventos deportivos del nivel que nos merecemos.

¡HADRAN ALAJ IETZIOT HASHABAT!
¡VOLVEREMOS A TI IETZIOT HASHABAT!

jueves, octubre 25

Oda al editor

Shabat 11a - 13b

Hay un gran mérito en aquellos que saben escribir. Pero no menos meritorio es el trabajo de hormiga que realizan los editores una vez que reciben el texto y lo empiezan a depurar. Giros lingüísticos, consejos sobre determinados pasajes, cambios de matices, y muchas cosas más que realzan la tarea del escritor y la potencian. Por lo general solemos olvidar que todo buen texto ha pasado por manos de quienes han sabido ayudar al autor para que sea aun mejor. Vaya desde aquí mi reconocimiento para todos aquellos y aquellas que se dedican a esta complicada tarea y lo hacen con pasión y sentido de vocación.


En la página del día, el Talmud nos habla de un editor en particular, Janania ben Jizkia, y de un texto muy particular, el libro del profeta Ezequiel. Así se nos relata:

"Dijo Rav Iehuda en nombre de Rav: En verdad, que este hombre sea recordado para bien, cuyo nombre era Janania ben Jizkia. Si no hubiera sido por él, el libro de Ezequiel se habría quedado fuera del canón bíblico, ya que había en él cosas que se contradecían con las palabras de la Tora. ¿Qué hizo? Le subieron trescientos barriles de aceite, se sentó en su terraza e interpretó [cada pasaje conflictivo]."

Hay varios puntos importantes que se desprenden de este pequeño testimonio talmúdico:
1) Aun cuando el libro de Ezequiel fue escrito en la época inmediatamente posterior a la destrucción del Primer Templo de Jerusalem (586 a.e.c.) para la época de Janania (siglo I e.c.) el canón bíblico todavía estaba en formación.
2) El Talmud reconoce que el libro de Ezequiel contenía pasajes que se contradicen con las enseñanzas de la Tora. No es un dato menor, sobretodo para aquellos que todavía piensan que toda la Biblia Hebrea es "palabra de Ds."
3) Janania necesitó aislarse y trabajar en la interpretación/edición/curación del libro de Ezequiel en una tarea que al parecer no fue ni sencilla ni de fácil resolución. Cuando el Talmud emplea la hipérbole de los trescientos barriles de aceite necesarios para mantener iluminada la habitación, lo que hace es reflejar un trabajo que requirió de un tiempo considerable para llevarse adelante.

A mi criterio no deja de resultar maravilloso que el Talmud no tenga problemas en reconocer la importancia de la mano del hombre en la constitución final de un texto que compone el canón bíblico. De alguna manera, el mensaje que nos legan es que la Biblia es fruto de la inspiración divina tamizada por la edición que distintas generaciones fueron haciendo del texto. 


Parafraseando a Abraham J. Heschel, la Biblia no deja de ser el testimonio de aquel encuentro trascendente que se sucedió entre Ds y el pueblo de Israel. Ambas partes, de alguna manera, son responsables de la constitución del texto, el cual sólo puede permanecer relevante para nuestros días si somos capaces de heredar la valentía de Janania para continuar interpretando y reforzando aquellos pasajes que promueven la construcción de un mundo que pueda ser cada día un poco mejor.

lunes, octubre 22

Productividad

Shabat 4a - 10b

Una discusión bastante difundida en el ámbito laboral tiene que ver con el uso de internet durante las horas de oficina. ¿Cuál es el límite? ¿Debe haber un límite? ¿Se puede chequear emails personales? ¿Se puede usar Facebook y/o Twitter? ¿Se debe restringir el acceso a periódicos, readers, o todo aquello que pueda ser un foco de distracción? Aun cuando cada vez queda más claro que nuestro rendimiento se reduce cuando intentamos hacer malabarismos con múltiples ocupaciones, también es cierto que invertir en restricciones puede generar empleados que no disfruten de sus trabajos y terminen por generar más daños que beneficios.


Tal vez, una de las formas de analizar esta disyuntiva tenga que ver con otra discusión clásica relativa al trabajo: ¿Debemos trabajar por tiempo o por objetivos? ¿El éxito debe medirse por metas alcanzadas o por cantidad de horas sentados en nuestra oficina?

Yo no sé lo que piensa cada uno de ustedes al respecto (me encantaría que se pudiera generar una linda conversación sobre estos temas), pero quiero aprovechar el espacio para contarles lo que el Talmud tiene para enseñarnos, aplicado en este caso al ámbito del ejercicio de la justicia:

"Rav Jisda y Raba bar Rav Huna se sentaban a juzgar todo el día, y sus corazones se debilitaban [por el hambre].
[Al ver esta situación] Rav Jia bar Rav de Difti les enseñó: "[Aconteció que al día siguiente se sentó Moshe a juzgar al pueblo] y el pueblo estuvo delante de Moshe desde la mañana hasta la noche" (Ex. 18:13). ¿Acaso se te ocurre que Moshe se sentaba y juzgaba todo el día? [Si así fuera,] ¿cúando hubiese podido estudiar Tora? Mejor [entiende que] el versículo nos enseña: Todo aquel juez que juzga con verdad incluso durante una sola hora, las Escrituras lo consideran como si fuera socio del Santo bendito sea en la creación del mundo."

Rav Jisda y Raba bar Rav Huna representan en esta historia a aquellos adictos al trabajo que son incapaces de poner un freno a lo que hacen. No sólo marcan tarjeta, sino que deliberan y juzgan los casos que se presentan en el tribunal. La consecuencia de esta decisión, sin embargo, les genera un malestar físico producto de desatender las necesidades básicas de alimentarse y descansar.


Para intentar cambiar el paradigma, Rav Jia apela al texto bíblico, moldeándolo de tal manera que su mensaje termina diciendo algo bastante alejado de su sentido literal: Es difícil creer que Moshe haya dedicado su jornada entera a juzgar al pueblo. Aun si leemos en el libro de Éxodo que se sentaba desde la mañana hasta la noche a dirimir asuntos legales, no podría haber dado abasto ya que tenía muchas otras ocupaciones. En consecuencia, Rav Jia les enseña a sus colegas que a la hora de medir productividad, debemos olvidarnos de marcar tarjeta y contar las horas sentados en la oficina, ya que es preferible dedicar menos tiempo pero hacerlo con mayor intensidad y mejores resultados.

Lo más interesante de todo esto, es que muchos años después del Talmud, y posiblemente sin siquiera conocer este relato, Dan Ariely escribe lo siguiente en su libro The Honest Truth About Dishonesty:

"En caso de que tengas una audiencia para pedir tu libertad condicional acercándose, asegúrate de que sea la primera de la mañana o justo después de la comida. ¿Por qué? De acuerdo a un estudio de Shai Danziger (profesor en la Universidad de Tel Aviv), Jonathan Levav (profesor en la Universidad de Stanford) y Liora Avnaim-Pesso (profesora en la Universidad de Ben Gurion del Negev), los jueces de las juntas de libertad condicional tienden a dar libertad condicional con más frecuencia cuando se sienten más renovados [...] La posición por default de las juntas de libertad condicional es la de no conceder la libertad condicional. Pero parece que cuando los jueces se sienten rejuvenecidos, lo cual pasa a primera hora de la mañana o luego de comer y haber descansado, ellos ven incrementada su habilidad para invalidar su decisión estándar, tomar una decisión más esforzada y garantizar la libertad condicional con mayor frecuencia. Pero luego de muchas decisiones difíciles del día, conforme la carga cognitiva se hace más pesada, ellos optan por lo simple, la decisión por default de no dar libertad condicional." (pp. 102-103)


Interesante, ¿no?
¿Ustedes qué opinan?
¿Prefieren juzgados operando todo el día con menor calidad de resoluciones o juzgados que trabajen menos horas pero que lo hagan bien? (obviamente, ¡trabajar poco y mal no es opción!)
¿Y con sus propios trabajos y ocupaciones qué hacen? ¿Marcan tarjeta dejando pasar el tiempo o trabajan por objetivos aun cuando eso a veces requiere extendernos más allá de nuestro "horario laboral"?

PD: El estudio que cita Ariely en su libro está online aquí.
PD2: Si quieren saber un poco más sobre el libro de Ariely, vean el video con la animación que aparece aquí.

jueves, octubre 18

¿Específicos o generales?

Shabat 2a - 3b

El segundo tratado de todo el Talmud habla sobre el día más importante de la semana judía: el Shabat. Durante seis días ejercemos nuestro dominio sobre el mundo e invertimos nuestro tiempo y recursos en la construcción y creación de la realidad que nos rodea. Al llegar el séptimo día, somos invitados a frenar un poco para dedicarnos a consagrar el tiempo y a tomar perspectiva de lo que ocurre con nuestras vidas.


Este tratado, sin embargo, no comienza con profundos pensamientos sobre el valor del Shabat para la humanidad. Por el contrario, el texto nos apabulla con tecnicismos legales que, al menos a priori, parecerían no contribuir demasiado a elevarnos espiritualmente. Por un lado, el Talmud viene a recordarnos que el judaísmo es una tradición normativa con una cantidad de leyes por cumplir. Pero por el otro, creo que lo que el texto viene a reafirmar es que los altos valores no se sostienen sino en acciones concretas y específicas.

En el contexto de estas discusiones técnicas, el Talmud nos cuenta que Rav le planteó un dilema a Rabi Iehuda haNasi. Pero este dilema no estaba relacionado directamente con los detalles que venían estudiando hasta ese momento, razón por la cual Rabi Jia, tío de Rav, le dijo a su sobrino: "¿Acaso no te enseñé que cuando Rabi [Iehuda haNasi] está compenetrado en un tema no le preguntes sobre otra cuestión, ya que tal vez no sepa responderte?"

Rabi Jia regaña a Rav porque en su pregunta podría haber puesto a Rabi Iehuda haNasi en una situación delicada: Tan concentrado estaba Rabi en sus estudios, en los detalles a resolver y en los tecnicismos a definir, que un cuestionamiento sobre otra área del conocimiento podría sacarlo de onda y generar que o bien no sepa responder o bien responda cualquier cosa.


A mi personalmente me gustan las personas que tienen una cultura general lo suficientemente amplia como para poder platicar de una varidad de temas. En ese sentido, la posición de Rabi Jia me hace un poco de ruido: Dejen que Rabi Iehuda haNasi se dedique específicamente a esta área de la ley y no le pregunten de otra cosa porque tal vez no sepa lo que contestar.

Sin embargo, puedo entender perfectamente las razones de la especificidad, y más aun en nuestros días: El conocimiento se vuelve cada vez más delimitado y profundo, razón por la cual los grandes académicos ya no se dedican a generalidades sino que se concentran en puntos cada vez más pequeños y definidos. Piensen en términos médicos: cuando tenemos una dolencia en las articulaciones no pedimos la opinión de un neumólogo, y viceversa. Aun cuando pueda gustarnos el conocimiento general de algunas personas, no dejamos de pretender que los especialistas sean justamente eso: personas capacitadas para responder sobre aquellos detalles puntuales sobre los que queremos una opinión.


El único peligro de ser demasiado específicos es olvidarnos de la relación que tiene el área de nuestro interés particular con el todo. Si el cardiólogo sólo ve corazones y se olvida del funcionamiento general del cuerpo humano, tampoco sería de gran ayuda. Y por tanto, el verdadero desafío es poder aspirar a un equilibrio: entre los conocimientos particulares y su relación con la imagen completa.

Ser específicos y profundos sin renunciar a saber lo más que se pueda sobre cultura general. ¿Se animan?

miércoles, octubre 17

Constructores

Brajot 63a - 64a

Según cuenta la tradición judía Ds creó el mundo a través de la palabra. Asimismo, se nos dice que Ds hizo a la humanidad a Su imagen y semejanza, las cuales quedan manifiestas no en términos anatómicos sino en la constante invitación a imitar Su obra de creación, recreando el mundo y reparando los equilibrios perdidos. El hombre vive construyendo mundos simbólicos a partir de lo que dice, conforme hace uso de (y a veces también es usado por) el lenguaje.


Decíamos ayer que lo primero y más difícil que aprendemos como seres humanos es el lenguaje materno. Todos incorporamos el lenguajear (Maturana dixit) en el uso que hacemos de los recursos que tenemos a la mano, y a partir de ello vamos creando mundos simbólicos a través de los cuales percibimos e interactuamos con la realidad en una relación de retroalimentación constante: Construímos la realidad que a su vez nos construye y significa como seres humanos.

En la última página de todo el tratado de Brajot, el Talmud establece que los verdaderos estudiosos son aquellos que incrementan la paz en el mundo. ¿Por qué? Porque hay un versículo en el libro de Isaías (54:13) que dice: "Todos tus hijos (en hebreo: banaij) serán enseñados por Ad-nai y se multiplicará la paz de tus hijos." A lo que el Talmud agrega: "No leas tus hijos (banaij) sino tus constructores (bonaij)."

El mensaje con el cual se da cierre al primer tratado talmúdico nos recuerda nuestra responsabilidad en tanto constructores. Pero no sólo eso, sino que deja testimonio de que los hijos, constructores y socios de Ds en este mundo son aquellos que invierten de su tiempo y energías en incrementar la paz entre las personas.


Todos tenemos la capacidad de crear mundos o de destruirlos.
Todos contamos con la posibilidad de promover odio o de procurar amor.
Y todos podemos marcar la diferencia a partir de los mundos simbólicos que vamos construyendo tanto en la palabra como en la acción.

Las reglas del juego dan cuenta de que empatía y apatía son dos resultados igualmente posibles. Ambos son la consecuencia de la forma en que decidimos vivir y relacionarnos con los demás. Es por eso que en esta última página el Talmud no cierra sino que abre: No dictamina sino que nos invita a preguntarnos de qué lado estamos. Para poder entonces seguir estudiando, seguir aprendiendo y seguir construyendo un mundo que pueda ser cada día un poco mejor.

¡HADRAN ALAJ HAROE USLIKA LA MASEJET BRAJOT!
¡VOLVEREMOS A TI HAROE Y HA FINALIZADO EL TRATADO DE BRAJOT!

martes, octubre 16

Aprendizaje por imitación

Brajot 62a - 62b

Hay mucha gente que cree que la imitación, copia y repetición constante de preámbulos constitucionales, himnos sobre próceres o tablas de multiplicar es una absoluta pérdida de tiempo. Los colegios deberían invertir en actividades que fomenten la creatividad de los niños, y dejar de obligarlos a aprenderse cosas de memoria.

Por otro lado, hay todo un debate en nuestros tiempos sobre los límites del rol del maestro: Hay quien dice que el maestro debe ser un modelo a imitar tanto dentro como fuera del horario de clases, mientras que otros sostienen que la responsabilidad de una maestra de matemáticas se limita a enseñar matemáticas pudiendo hacer de su vida lo que quiera.


En este contexto viene el Talmud y nos regala el testimonio de Rabi Akiva, quien una vez se metió al baño en donde estaba su maestro Rabi Ioshua, pudiendo aprender tres cosas de la experiencia. Al oir esto, Bn Azai increpó a Rabi Akiva diciéndole: ¿Esto te atreviste a hacerle a tu maestro? A lo que Akiva respondió: "Se trata de Tora, y yo quiero aprender."

El texto continua diciendo que el mismo Ben Azai se metió en el baño donde estaba Rabi Akiva, y gracias a eso aprendió las mismas tres cosas que tiempo atrás Rabi Akiva había aprendido de Rabi Ioshua. Y nuevamente vemos el mismo planteo, ahora a Ben Azai, ahora en boca de su alumno Rabi Iehuda. La respuesta de Ben Azai será exactamente la misma de su maestro: "Se trata de Tora, y yo quiero aprender."

Por último, el Talmud nos relata que Rav Cahana se metió debajo de la cama de su maestro, Rav, y fue testigo del momento en que tenía relaciones con su mujer. Cuando Rav se dio cuenta, echó a Rav Cahana de la habitación, pero aun así el alumno alcanzó a decir: "Se trata de Tora, y yo quiero aprender."

Algunas reflexiones de estas tres viñetas:

1) El aprendizaje se produce a partir de la imitación de aquellas personas que son significativas para nuestras vidas. Pensemos en lo más difícil que aprende todo ser humano desde que nace: el lenguaje materno. Todo niño aprende a hablar a partir de imitar, copiar y balbucear aquello que le dicen sus padres y familia. De igual manera vemos cómo estos sabios buscan aprender de sus maestros, incluso en situaciones un tanto íntimas.


2) El texto es ambivalente en relación a los límites de lo que se puede copiar. Por un lado leemos que Ben Azai increpa a Rabi Akiva, pero luego vemos que termina haciendo lo mismo que su maestro. Vemos a Rav que echa a Rav Cahana de su habitación, pero las palabras que cierran el párrafo son las que sostienen que lo que ocurre en la cama también es Tora, y es por tanto fuente de aprendizaje.

3) Un maestro no puede disociar aquello que enseña de aquello que es. No hay que llevar esto a los extremos del Talmud, pero aun así lo que termina por trascender no es la transferencia de conocimientos (algo que por otra parte nunca es así sino que el conocimiento se construye entre todos) sino las formas, los modos y los valores de quien se encuentra enseñando.


4) La creatividad es una derivada del aprendizaje que surge de la repetición continua. Pensemos en la propia evolución: Fue gracias a la replicación del ADN que nosotros estamos hoy aquí. En esa replicación exacta es que se puede generar la continuidad. Y es a partir de esa cantidad enorme de patrones repetidos que cada tanto surgen "errores" en la copia, que dan lugar a cambios, innovaciones y nuevas posibilidades (para bien y para mal). Copiar no está mal. Quizá el truco esté en aprender a copiar de muchos lugares distintos, a fin de que a la hora de innovar nuestro reservorio de recursos sea tan amplio que nos permita establecer puentes entre temas que a priori parecen totalmente inconexos.


5) Para cerrar, una frase de Rabi Menajem Mendl de Kotzk, un maestro jasídico del siglo XIX, que creo pertinente en el marco de estas reflexiones: "Si quieres que tu hijo estudie Tora, estudia con él. Si lo único que haces es decirle que estudie, eso es lo que él terminará haciendo con sus propios hijos: decirles que estudien."

lunes, octubre 15

Como peces en el agua

Brajot 61a - 61b

Algunas semanas atrás hablábamos sobre los ideales y reflexionábamos sobre los tiempos en los que morir por una causa no sonaba nada raro. En la página del día de hoy, el Talmud grafica esta idea - que en el judaísmo se conoce como morir por la santificación del nombre de Ds - con la historia de los últimos días de Rabi Akiva, posiblemente uno de los sabios más importantes de su generación y de todo el Talmud. Como cada vez que trabajo sobre un relato, voy a dividirlo en varias escenas e ir comentando mientras avanzamos con la historia.

ESCENA 1
Rabi Akiva dice: "Con toda tu alma" (Dt. 6:5). [Este versículo debe interpretarse como:] Incluso si [Ds] toma tu alma.
Comentario: La introducción al relato nos presenta a Rabi Akiva interpretando un versículo del libro de Deuteronomio que conforma uno de los párrafos más importantes de la liturgia hebrea: el Shema. El versículo en su totalidad dice: "Amarás a tu Ds con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas." En el entendido de que el texto bíblico nunca es redundante (al menos eso creían los sabios), cada palabra tiene que enseñarnos algo único. En consecuencia, para Rabi Akiva el imperativo de amar a Ds con toda el alma significa que, incluso si Ds toma tu alma - es decir: a la hora de morir - tienes que seguir amándoLo y manifestando tu creencia en Él. Lo que el relato ahora nos enseñará, es cómo el mismo Rabi Akiva fue puesto a prueba en su interpretación, y cómo no claudicó a la hora de la hora.


ESCENA 2
Enseñaron nuestros sabios: Ocurrió cierta vez que el malvado imperio [romano] decretó que el pueblo de Israel no se dedique a la Tora.
Vino Papos ben Iehuda y encontró a Rabi Akiva que congregaba a las personas en público y les enseñaba Tora. 
Le preguntó [Papos a Rabi Akiva]: Akiva, ¿acaso no le temes al imperio?
Comentario: Rabi Akiva vivió en la última parte del primer siglo y la primera parte del segundo siglo de nuestra era. Ejerció su liderazgo en la generación posterior a la destrucción del segundo Templo de Jerusalem (70 e.c.) a manos de los romanos, y fue parte de la revuelta orquestada por Bar Kojva en 132-135 en contra del imperio. El relato justamente nos habla de esta última época, y de las medidas que Roma tomó para ejercer presión sobre los judíos que se revelaban.
Roma prohibe estudiar la Tora. Rabi Akiva se niega a hacerles caso, y de manera pacífica desafía al imperio continuando con su estudio, y más aun, con la enseñanza pública de los valores de la Tora. Papos, por el contrario, viene a representar a aquel personaje que cuando la situación se pone tensa, prefiere intentar pasar desapercibido, incluso a costa de perder o diluir su propia identidad particular.

ESCENA 3
Le respondió [Rabi Akiva a Papos]: Te diré una parábola. ¿A qué se asemeja esto? A un zorro que caminaba por la orilla del río y vio peces que andaban saltando de aquí para allá.
Les dijo [el zorro a los peces]: ¿De quién se están escapando?
Le respondieron: De las redes que traen sobre nosotros los hombres. 
Les dijo: ¿Por qué no suben a la tierra y así viviremos ustedes y yo así como vivieron vuestros padres y los míos [en el pasado]?
Le respondieron: ¿Tú eres del que dicen que es el más listo de los animales? No eres listo sino un tonto. Si tenemos miedo en nuestro hábitat natural, en un lugar en donde seguramente habremos de morir, peor aun.
También nosotros [- continuó Rabi Akiva -] que ahora estamos sentados estudiando Tora, de la cual está dicho: "Porque es tu vida y la prolongación de tus días" (Dt. 30:20). Si nos alejamos [de ella] y dejamos de estudiarla, peor aun [nos irá].
Comentario: La Tora es para el pueblo de Israel como el agua para los peces. Sólo en ese mar simbólico el judío puede nutrirse y su identidad particular puede desarrollarse. Eso no significa que en el agua no habrá peligros y desafíos que afrontar. Pero lo que Rabi Akiva nos enseña es que fuera de ese hábitat natural, no hay chances de sobrevivir.
De alguna manera, Rabi Akiva le está enseñando a Papos que Roma no es el verdadero peligro: Lo que realmente amenaza la existencia de las personas es su falta de ideales, de principios y de razones por las cuales vivir vidas plenas. Por eso es tan importante poder reconocer nuestro propio elemento, y poder abrazarnos a él incluso en tiempos de turbulencias e incertidumbres (y de hecho sobre esto escribió el educador Ken Robinson en un libro publicado hace no mucho tiempo).


ESCENA 4
Dijeron: No pasaron muchos días hasta que [los romanos] atraparon a Rabi Akiva y lo encerraron en la prisión. Y también a Papos ben Iehuda atraparon y lo encerraron junto [a Rabi Akiva].
Le dijo [Rabi Akiva a Papos]: Papos, ¿quién te trajo aquí?
Le respondió: Feliz eres, Rabi Akiva, que te atraparon por enseñar Tora. Pobre de Papos que fue atrapado por cosas mundanas.
Comentario: Tanto uno como otro cayeron en la cárcel. Ninguno se salvó de la mano imperial. Y esto nos recuerda aquel poema del pastor protestante Martin Niemöller:

"Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no pronuncié palabra,
porque yo no era judío.
Cuando finalmente vinieron a buscarme a mí,
no había nadie más que pudiera protestar."

En algún lugar, el relato talmúdico no sólo le pega al imperio romano, sino también a todos los que se callan y no hacen nada, a los que creen que guardándose y volando debajo del radar van a poder sobrevivir. Papos, en esta historia, parece darse cuenta de su error y se lamenta por ello. Aunque posiblemente ya es tarde para él y para Rabi Akiva (aunque no para nosotros, los lectores).

ESCENA 5
Cuando sacaron a Rabi Akiva para matarlo, era la hora de la lectura del Shema. [Los romanos] laceraban su carne con rastrillos, y él recibía sobre si el yugo del Reino de los Cielos.
Le dijeron sus alumnos: Maestro nuestro, ¿hasta tanto [debe extenderse la devoción]?
Les respondió: Todos los días [de mi vida] me entristecía este versículo - "Con toda tu alma" (Dt. 6:5) - [del cual expliqué:] Incluso si [Ds] toma tu alma. Me preguntaba [a mí mismo]: ¿Cuándo tendré la posibilidad de cumplir con él? Y ahora que tengo la chance ¿no lo voy a cumplir?
Se extendía [Rabi Akiva] en [la palabra] "uno" [del primer versículo del Shema: "Escucha Israel, Ad-nai es nuestro Ds, Ad-nai es uno" (Dt. 6:4)] hasta que salió su alma [y murió] durante "uno."
Salió una voz celestial y dijo: Feliz eres Rabi Akiva que salió tu alma en "uno."
Comentario: Rabi Akiva es torturado por los romanos, pero aun así no pierde ni la calma ni la fe. Más aun: Encuentra en esta situación la posibilidad de poder cumplir con aquello que había interpretado tiempo atrás pero que no había tenido oportunidad de poner en práctica.
Independientemente del dramatismo del relato, el texto nos viene a enseñar la centralidad de ser congruentes entre lo que decimos y lo que hacemos (¿a cuántos conocen que se llenan la boca de palabras para salir corriendo cuando las papas queman?). Asimismo, también nos recuerda que la felicidad es un estado del espíritu: Sin tener que llegar a los extremos de Rabi Akiva, bien se puede apreciar que las circunstancias adversas no son motivo de queja sino de una hermenéutica que le permite encontrar un sentido positivo a lo que le está pasando. Vuelvo a repetir (por si quedan dudas): No creo que el ideal sea el de morir martirizado, pero me parece que podemos aprovechar la historia talmúdica para extraer enseñanzas que trascienden la situación particular de lo relatado.

ESCENA 6
Dijeron los ángeles de la guardia delante de Ds: ¿Esta es la Tora y esta su recompensa? [Está escrito:] "De la muerte, por Tu mano Ad-nai, de la muerte" (Sal. 17:14).
Les respondió: "Cuya porción está en esta vida" (ibíd.)
Salió una voz celestial y dijo: Feliz eres Rabi Akiva que estás destinado a vivir en el mundo por venir.
Comentario: Esta última escena aparece medio oscura por el versículo del libro de los Salmos, pero aun así puede entenderse el planteo central de los ángeles: ¿Un sabio tan grande como Rabi Akiva merece esta muerte horrible a manos de los romanos? ¿Esa es la recompensa por una vida dedicada a la Tora? Le respuesta de Ds va a girar en torno a lo que se llama "mundo por venir," y que es el término que utilizan los sabios talmúdicos para definir aquel lugar al cual habrán de acceder los justos luego de su muerte. Rabi Akiva puede que haya sufrido en este mundo, nos dice el texto, pero con su valentía se ganó un lugar en el mundo venidero. (No se preocupen si esta respuesta no termina de convencerlos... quizá lo más rico de esta última escena sean los ángeles cuestionando a Ds, más allá de la respuesta que reciben.)


Resumiendo:
- Necesitamos identificar y abrazar nuestro elemento, incluso en momentos de dificultad.
- Vivimos en un mundo en el cual las amenazas pueden ser externas o internas. Es importante reconocer esto para poder actuar en consecuencia.
- Los problemas no desaparecen si nos escondemos o hacemos silencio. Diluirnos en el ser, en lugar de terminar con los problemas, suele terminar con nosotros mismos.
- Somos desafiados a sostener lo que creemos en acciones concretas, también cuando la marea está revuelta y no sabemos cuánto durará la tormenta.
- Siempre se puede encontrar la forma de mirar con optimismo lo que nos pasa. No se trata de ser masoquistas, pero sí se trata de encarar la vida con buen semblante.
- Puede que no seamos recompensados como a nosotros nos gustaría. Esas son parte de las reglas del juego. ¿Es razón suficiente para dejar de ser buenas personas?

Bonus Track
Estos son otros relatos talmúdicos que tal vez te interese repasar o conocer:

domingo, octubre 14

Judaísmo total

Brajot 59a - 60b

Futbol total - o totaalvoetbal en holandés - fue el término que sirvió para describir una manera revolucionaria de practicar el deporte por aquella mítica selección de mediados de los '70 liderada por Johan Cruyff: la Naranja Mecánica.

La metodología de este sistema de juego era tan sencilla de describir como compleja para llevar a la práctica: todos atacan y todos defienden. Mucha rotación, mucha presión y la necesidad de incorporar todos los sectores del campo de juego para ocupar espacios y moverse con suma plasticidad y dinamismo.


Les cuento un poco sobre la Naranja Mecánica porque me parece que es una buena metáfora para explicar lo que pretende el judaísmo en su despliegue y aplicación de la halaja, la ley judía. Tradicionalmente, se dice que en el judaísmo hay 613 mitzvot, o preceptos. Este número no aparece en ningún lugar de la Biblia Hebrea, y en realidad surgió mucho después, con la clara intención de enseñarnos algo: El número 613, nos enseñan nuestros sabios, es en realidad el resultado de la suma de dos cifras: 365 y 248.

365 serán los preceptos negativos, es decir, normas que restringen acciones (ej: No matarás; No comerás al cabrito en la leche de su madre; No robarás).
248 serán los preceptos positivos, es decir, leyes que proponen acciones (ej: Honrarás a tu padre y a tu madre; Comerás Matza en Pesaj; Respetarás el Shabat).

A su vez, 365 son los días del año y 248 lo que los sabios talmúdicos entendían como el número de miembros que componían el cuerpo humano. En consecuencia, lo que la tradición judía nos quiere enseñar con el número 613 es que el judaísmo se vive todo el año, con todo el cuerpo.


De alguna manera, podemos decir que la aspiración consiste en llegar a desplegar un judaísmo total, pero no por amor a las normas sino porque la estructura legal puede ayudarnos a expandir nuestras conciencias ayudándonos a percibir aquello que solemos olvidar. En el judaísmo, las leyes no son un fin en sí mismo, sino el camino para redescubrir insights que a veces quedan relegados y ocultos en las profundidades de nuestra memoria. Las leyes, en este sentido, no hacen más que procurar que estos insights se hagan explícitos y seamos concientes de ellos.

A modo de ejemplo: En la página del día, el Talmud nos cuenta que cada vez que vamos al baño a hacer nuestras necesidades tenemos que decir una bendición:

"Bendito el que creó al hombre con sabiduría, y le proveyó orificios y agujeros. Sabido es delante de Ti que si se abriera uno de ellos [cuando no debe] o se cerrara uno de ellos [cuando no debe] no podríamos estar de pie delante de Ti. Bendito es aquel que cura todo cuerpo y hace maravillas."


Todo aquel que no entiende la idea de "judaísmo total" (¿totaaljodendom?) podría creer que hay momentos y lugares en los que Ds, la ley y las bendiciones quedan afuera. Pero la tradición judía nos enseña todo lo contrario: Incluso un acto tan mundano, cotidiano y a priori poco trascendente como ir al baño puede ayudarnos a reflexionar sobre la maravilla del funcionamiento del cuerpo humano, y a dar gracias por ello.

Muchas veces olvidamos aquello que damos por sentado y sólo reconocemos su importancia cuando nos vemos privados de esos milagros cotidianos. Para evitar esa amnesia existencial, el judaísmo nos recuerda bendecir. En toda clase de momentos. Aun en los menos pensados.

viernes, octubre 12

Todos somos necesarios

Brajot 58a - 58b

Cuando uno va al estadio a ver futbol (obviamente, al glorioso River Plate) la tradición judía nos enseña que tenemos que decir la siguiente bendición:

"Bendito eres Tú, Ds nuestro, rey del universo, que conoces los secretos."


En realidad, esa bendición no solamente se debe decir al ir al estadio, sino en cada oportunidad en la que vemos una multitud de gente. (Y si quieren ser detallistas, el Talmud define que la bendición es obligatoria cuando la multitud de gente que vemos es judía.)

El punto de la bendición en cuestión es afirmar que, mientras nosotros vemos un mar de gente, Ds tiene la capacidad de reconocer individualidades. El punto es que incluso cuando nosotros creemos que todos los que participan de la masa son iguales, para Ds cada uno de ellos - cada uno de nosotros - es distinto.

Sin embargo, el Talmud nos cuenta que para Ben Zoma esta bendición no era suficiente, razón por la cual agregaba las siguientes palabras: "Bendito el que creó todos estos para servirme."

A priori parecería que el fraseo de Ben Zoma raya lo políticamente incorrecto y lo absolutamente pedante. ¿Qué quería decir este sabio cuando bendecía a Ds por toda esa gente que aparentemente fue creada para servirlo?

El mismo Ben Zoma se encarga de responde:

"Cuantas molestias tuvo que pasar el primer hombre hasta que tuvo un pan para comer: Aró, sembró, cosechó, trilló, aventó al viento, separó el grano de la paja, molió el grano hasta transformarlo en harina, lo tamizó, lo amasó, lo horneó y sólo después lo comió. Mientras que yo me levanto y encuentro que todo eso ya ha sido preparado para mí.

De igual manera, cuantas molestias tuvo que pasar el primer hombre hasta que encontró una prenda para vestirse: Esquiló, lavó, peinó, hiló y tejió, y sólo después tuvo una prenda para usar. Mientras que yo me levanto y encuentro que todo eso ya ha sido preparado para mí."

Contrariamente a lo que podríamos haber pensado en un principio, en la bendición de Ben Zoma no hay pedantería sino gratitud: Ben Zoma reconoce la dependencia mutua que tenemos como seres humanos y lo hace elevando su voz en agradecimiento.

Dar cuenta de que solos no podemos y de que sólo en sociedad podemos alcanzar nuestro mayor potencial es una de esas certezas que solemos olvidar con relativa facilidad. Nos disponemos a comer y no pensamos en todos los pasos necesarios que tuvieron que tomarse para que esa comida llegara a nuestros platos. Nos vestimos mientras nos olvidamos de los procesos de producción que hacen posible que podamos usar esa ropa. Subimos al auto y parecería que las partes del carro fueron ensambladas mágicamente y sin la ayuda de nadie con la sola función de servirnos. Frente a esta amnesia selectiva, la bendición de Ben Zoma nos recuerda que todos somos parte de una misma unidad, y que todos somos necesarios para el buen funcionamiento de la sociedad.


En este sentido, quiero aprovechar para compartir con ustedes un poema escrito algunos siglos atrás por el poeta inglés John Donne (1572 - 1631), quien a su manera también nos sigue recordando lo mismo que el Talmud:

Ningún hombre es una isla
John Donne
Ningún hombre es una isla
entera por sí misma.
Cada uno es una pieza del continente,
una parte del todo.
Si un terrón le es arrebatado por el mar,
Europa queda disminuida.
Así como si fuera un promontorio.
Así como si fuera de ti mismo.
O como si fuera uno de tus amigos.
La muerte de cualquier hombre me empequeñece,
porque soy parte de la humanidad.
Por lo tanto, no te preguntes
por quién doblan las campanas,
doblan por ti.

jueves, octubre 11

No hay sueños sino interpretaciones

Brajot 56a - 57b

Muchos han oído hablar de José el soñador. Muchos más saben de la importancia que le dio Freud a la interpretación de los sueños. Sin embargo, entre el texto bíblico y el padre del psicoanálisis, se encuentra el Talmud con algunas reflexiones imperdibles sobre lo que nos ocurre a la hora de soñar.


Para los sabios talmúdicos el sueño equivalía a una 60va parte de la profecía. Cada vez que soñamos nos conectamos con una parte profunda de nuestro propio ser, la cual a su vez puede transformarse en el puente que nos permita trascender los límites que a veces le imponemos a nuestra capacidad de razonar.

Sin embargo, lo que parecería ser central para el Talmud no es tanto el sueño sino su interpretación. "Un sueño que no se interpreta es como una carta que nunca se abre" nos dice el texto, y agrega: "Todo sueño se cumple de acuerdo a cómo es interpretado."


En lo que refiere a la producción onírica, los sabios adelantan no solamente a Freud sino también a Nietzsche: No hay hechos, sino interpretaciones. ¡No hay sueños, sino interpretaciones!

Y para que no haya lugar a dudas, el Talmud nos cuenta la historia de Bar Adaia, quien se dedicaba a interpretar sueños ajenos, y lo acontecido con Rava y Abaie, dos sabios de aquel entonces. Rava y Abaie soñaban lo mismo, pero Bar Adaia les interpretaba los sueños de manera diferente. ¿Por qué? Porque a quien le pagaba por su labor, Bar Adaia le interpretaba los sueños positivamente, y a quien no podía pagarle se los interpretaba negativamente. (¡Si piensan en que Bar Adaia era un mercenario, están en todo su derecho!)

Independientemente de si efectivamente los sueños se cumplen de acuerdo a cómo son interpretados, y a la existencia de lo que a la postre resultan ser profecías autocumplidas, lo que me parece interesante rescatar de toda esta discusión talmúdica sobre los sueños es el tema del relato como constructor de realidades. Somos intérpretes de nuestras propias realidades, de lo que nos pasa todos los días. En esa incesante búsqueda de sentido intentamos encontrar patrones que expliquen lo que nos sucede, y en esas interpretaciones constantes vamos armando distintos escenarios, algunos más optimistas y otros un poco menos. Eso mismo también nos pasa a la hora de soñar y de descifrar nuestros sueños: Habrá quien todo lo pase por filtros oscuros y pesimistas, y habrá quien encuentre señales positivas en todo lo que se le presente. 


De aquí que uno de los mensajes subyacentes de esta discusión sea que la construcción de sentido no depende de aquello que vemos, sino de cómo decidimos verlo. A fin de cuentas, lo que estos pasajes nos recuerdan es que la felicidad nunca está "allí afuera" sino que es un estado del alma, el cual nos puede inspirar - si es que logramos reencontrarnos con él - a no sólo soñar a diario sino también a procurar las interpretaciones y relatos que nos ayuden a vivir vidas más plenas y significativas.

miércoles, octubre 10

Vox populi

Brajot 54a - 55b

Vivimos en un mundo en el cual Ds tiene mala prensa. Obviamente hay razones para esto. Miramos para un lado y tenemos al candidato opositor de Venezuela sosteniendo que "los tiempos de Ds son perfectos," miramos para el otro y vemos al presidente re-re-re-electo del mismo país haciendo permutaciones cuasi de alquimista entre Bolivar, Marx y Ds. Cambiamos de geografía y vemos a la gente de ProVida escrachando a una mujer que parece no haber tenido suficiente con haber sido violada, con haber resultado embarazada por el violador y con haber sido vedada de la realización de un aborto por un veto del alcalde que contradice la decisión parlamentaria de la ciudad de Buenos Aires. Nos vamos hacia el norte y vemos que en la potencia más importante del mundo la mitad de la población cree en la literalidad del texto bíblico, razón por la cual la evolución es sinónimo de herejía y Darwin es una encarnación de varios miles de demonios. Cruzamos el mar y nos encontramos con quienes en nombre de Ds están dispuestos a promover la guerra santa contra todos los infieles.



Y todo esto no es más que una muestra gratis de los usos y abusos que se han hecho de Ds...

Cuando pienso en todo esto, la imagen que se me viene a la cabeza es la de un Ds que mira desolado lo que pasa en la tierra y se arranca los pelos entristecido, como diciendo: "Estos pibes no entendieron nada."



Sin embargo, que se haya hecho un mal manejo de la imagen de Ds, que se haya transformado a la idea de Ds en un rehén que sirve casi para cualquier cosa (incluyendo el deslinde de responsabilidades personales ya que la culpa siempre la va a tener Él) no es razón suficiente para negar Su existencia o renegar de todos los planteos profundamente inspiradores que el concepto de Ds también ha generado.

Por ejemplo: En estos días estuve leyendo en el Talmud algunas reflexiones sobre los procesos de elección de líderes. ¿Quién debía decidir sobre el nombramiento de una persona para que tome a su cargo tal o cual posición? El texto nos dice:


"No debe elegirse un líder sobre el pueblo sino cuando es encumbrado por el propio pueblo."

El Talmud pasa a continuación a contar la historia del nombramiento de Betzalel, el arquitecto que estuvo a cargo de la construcción del Tabernáculo luego de la salida del pueblo de Israel de Egipto. El texto nos cuenta que Ds se acercó a Moshe y le preguntó que le parecía Betzalel para el cargo, a lo que Moshe respondió: "Soberano del Universo, si para Ti es el indicado, ¿cómo no lo será para mí?" A lo que Ds le dijo: "Aun así, ve y consulta con el pueblo."



Traten de pensar en los paradigmas imperantes en aquellos tiempos, hace casi 2000 años atrás. Líderes, gobernantes, reyes y sacerdotes solían enquistarse en el poder a partir del relato que sostenía que esa era la voluntad de Ds. Contra todos ellos, el Talmud viene y nos enseña que independientemente de lo que quiera Ds, las autoridades deben ser elegidas por el pueblo, ya que serán servidores y funcionarios para el pueblo. En consecuencia, el Ds que se manifiesta en esta viñeta no es el defensor de tiranos atornillados por siempre a sus tronos, sino aquella presencia que nos invita a responsabilizarnos por los gobernantes que elegimos, y no solamente a comprometernos a la hora de la votación, sino también en calidad de auditores constantes de la gestión.

Mientras que el modelo absolutista y totalitario le quitaba toda posibilidad de acción al pueblo, el modelo que nos propone el Talmud es el de una participación activa y responsable, en donde ya no podemos usar de excusa la imposibilidad de generar cambios, ya que los líderes sólo pueden conservar su lugar en tanto y en cuanto es el pueblo quien con su voz y sus acciones los sostiene en donde están.