domingo, abril 8

Acuerdos, expectativas y desilusiones

Uno de los relatos más tristes que alguna vez leí en el Talmud es también uno de los más cortos. En su versión original no necesita más que cuarenta y cuatro palabras para describir un mundo de sensaciones, de expectativas y de desilusiones. Tan corto es, que creo que vale la pena intentar traducirlo para que se den una idea de lo que hablo:

Rav Rehumi acostumbraba estudiar con Rava en [la ciudad de] Mehoza.
Solía regresar a su casa en la víspera de Iom Kipur.
Un día su estudio lo atrapó.
Su mujer lo esperaba.
"Ya vendrá, ya vendrá."
No vino.
Se entristeció. Una lágrima cayó de su ojo.
[Rav Rehumi] estaba sentado en el techo. El techo colapsó debajo de él y se murió.
(Ketuvot 62b)

Por dónde empezar, ¿no?

A veces parece tan fácil pegarle a Rav Rehumi por su ausencia, por su amor bifurcado entre su mujer y sus estudios o por el hecho de regresar al hogar justo en la víspera de Iom Kipur, en uno de los pocos días al año en los que las relaciones sexuales están prohibidas. Sin embargo, por más de que sea sumamente sencillo destrozar al aspirante a sabio por todas esas cosas, el hecho es que nada de eso fue lo que le rompió el corazón a su mujer.

Según esta historia en miniatura, Rehumi y su mujer sostienen su relación a partir de un acuerdo que parece bastante claro: Ella espera que regrese cada año en la víspera de Iom Kipur. Punto.

Sí, es posible que según las sensibilidades del siglo XXI ese tipo de relación roce lo humillante. Pero nada en el relato nos obliga a pensar que la mujer de Rehumi lo quiere cerca durante el resto del año. Sabemos que a él le atrae el estudio y sabemos que hay una suerte de triángulo amoroso entre Rehumi, su mujer y la Tora. Pero no tenemos idea de lo que pasa con ella. Creer que ella lo quiere cerca todo el tiempo habla más de lo que a nosotros no nos alcanza que de lo que ella necesita. El acuerdo era que Rehumi vuelva para Iom Kipur. La expectativa estaba puesta allí. "Ya vendrá, ya vendrá," aparece diciendo, casi suspirando. Y cada uno de nosotros puede sentir cómo su ilusión se mantiene hasta el último momento. Pero no, "no vino." El estudio fue más fuerte, Rehumi encontró con qué entretenerse y, en esa elección, terminó por romper no sólo los términos de su relación sino también el corazón de su mujer.

Lo que a mí más me conflictúa al leer la historia es el quiebre de la ilusión, el cambio unilateral de los términos y condiciones de la relación sin previo aviso. Rehumi podría haberle mandado una carta a su mujer, o una paloma mensajera, o hacerle señales de humo. Lo que sea. Sí, también podría haber dejado de encerrarse en la escuelita de Rava y volver a su casa a tiempo completo. Lo se. Pero incluso si se mantenía ese acuerdo de la visita anual... Rehumi y su mujer tenían una cotidianeidad inusual, pero cotidianeidad al fin. Entre los dos habían desarrollado al menos un ritual que, una vez que ya no estuvo, dicha falta le generó un agujero enorme a quien todavía mantenía la expectativa y la esperanza. ¿Por qué Rehumi no pudo, supo o quiso sostenerlo? ¿Tan fuerte era su amor por el estudio? ¿Tan poco el amor por esa mujer?

El final del relato, entre la lágrima rodando por la mejilla de ella y el techo colapsando debajo de los pies de él, es simplemente bello. Se trata de la sincronía en la debacle de un mundo que ya no existe más. Ella está decepcionada y no lo oculta. Él no tiene idea de lo que le pasa a ella, pero enfrascado en sus estudios termina por quedar atrapado entre los escombros de lo que ya se rompió sin vuelta atrás.

Tal vez, con este relato el Talmud está intentando advertirnos sobre los peligros del estudio excesivo. Tal vez, nos está diciendo que el camino hacia la sabiduría no va por ahí, y que Rehumi nunca entendió de qué se trataba. O, tal vez, el Talmud sólo nos está pidiendo que seamos claros en nuestros vínculos y relaciones, que tratemos de ser lo menos ambiguos posibles y que si cambiamos los términos y condiciones sepamos avisar con tiempo. Hay lágrimas que son evitables y hay techos que no tienen por qué colapsar.

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